Xavier Queipo: “As axencias de calificación son hoxe como a Igrexa no século XVI”

Entrevista a Xavier Queipo en El Siglo, desde Xerais:
“(…) — El Siglo (ES): ¿Cómo surge Extramunde?
— Xavier Queipo (XQ): Con dos sueños. Después de leer La historia de la locura de Michel Foucault, en la que habla de la nave de los locos, una noche tuve un sueño sobre un barco con gente que yo conocía, que me parecía que estaba cuerda pero que para otras personas era gente rara, extraña y con un comportamiento poco habitual. En otro sueño, soñé que le cortaba la cabeza a un tigre y éste es uno de los episodios finales de Extramunde. A partir de estos dos sueños comencé a escribir. “Vamos a tener un barco lleno de locos”, me dije. Podía ser un barco de hoy o de ayer, y pensé que un recurso era situarlo en el pasado, así nació el barco A nosa señora das aguas santas. Luego hice un cronograma y un recorrido hasta la caza del tigre. Fui diseñando los personajes principales pero haciendo muchos, sin construir una historia lineal sino una historia de personajes que aparecen y desaparecen. Ves el personaje del abad, y desaparece poco después, lo mismo sucede con los personajes del capitán Mourelle, de Lorenzo de Sousa y de Xoán López. Al final, el que queda es Roxo de Extramunde, que ya estaba al principio y que no era un personaje principal. (…)
— ES: ¿Qué ha aprendido usted en el viaje que le ha llevado a Bruselas, donde trabaja en un organismo internacional?
— XQ: Desde el punto de vista político, he aprendido que siempre hay una posibilidad para el diálogo, hasta con los enemigos más acérrimos, y que el federalismo funciona. Un federalismo que me gustaría que funcionase en el Estado español. En Bélgica ha habido una crisis de Gobierno federal pero el resto de los gobiernos, el valón, el flamenco y el de la región autónoma de Bruselas funcionaban perfectamente. En la calle no se notaba nada. Sólo hubo dificultad para aprobar el presupuesto anual del estado, dificultad que también puede darse en un sistema político centralista. Bruselas, por otro lado, es una ciudad muy grande. En mi distrito hay más de 100 lenguas registradas. Esto enriquece. Negociar en qué idioma hablo para hacerme entender, algo que me sucede diariamente en mi trabajo, me ha enseñado que la coexistencia lingüística y el respeto a todas y cada una de las lenguas son posibles. Por todo ello, he aprendido que España debería estar orgullosa de tener cuatro lenguas y que no debería estar empecinada en tener una sola grande y no sé si libre o esclava porque la lengua española donde es grande es en Latinoamérica. No hay más que ver qué escritores en español triunfan en el mundo.
— ES: ¿De qué se siente orgulloso de Galicia?
— XQ: De mi estirpe, de mis abuelos, de mis antepasados. De que hemos sido un pueblo forzado a emigrar, casi siempre por causas económicas. Y de que cuando hemos ido fuera hemos sido capaces de construir comunidades y de mantener nuestra lengua, y nuestra cultura, no todos al mismo nivel, pero con la idea de que si nos preguntaban de donde éramos, lo supiéramos. (…)”.